¿CÓMO INICIAR LA PRÁCTICA DE LA MEDITACIÓN CON LOS NIÑOS?

Así como podemos ejercitar el cuerpo para que esté más sano y fuerte; también podemos desarrollar la mente para que esté más serena, creativa, equilibrada y atenta.

Una práctica regular de meditación ayuda a reducir el estrés, prevenir la ansiedad y gestionar situaciones emocionalmente difíciles. Además, muchos niños necesitan ayuda para mejorar su capacidad de atención y concentración.

A continuación, se presentan algunos consejos básicos para enseñar a los niños y niñas a practicar la meditación:

1.       Eliminar las expectativas de adulto:  los niños pequeños no son capaces de mantener por mucho tiempo la atención en una sola cosa; por lo que tampoco serán capaces de estar largo rato en meditación, así que para iniciar con uno o dos minutos está bien. No hay que esperar posturas ni respuestas perfectas, simplemente hay que intentarlo y practicar.


2.       La respiración:  lo primero que hay que aprender es a respirar de manera consciente, controlando el ritmo y la profundidad de la misma, ya que esto permite anclarnos en el presente y serenarnos.

Un ejercicio sencillo para enseñarle a tu hijo pequeño este paso puede ser el siguiente: pídele a tu hijo que se acueste cómodamente boca arriba, que coloque su juguete favorito sobre su abdomen, pídele que inhale y exhale profundamente y que al hacerlo empuje el juguete con su estómago. Esto le ayudará a practicar la respiración diafragmática. Lo más importante es que primero practiques tú para mostrarle cómo se hace.

 

3.       La postura: la estabilidad del cuerpo brinda estabilidad a la mente y debe tenerse una postura cómoda y adecuada durante la meditación que puede ser de pie, sentado o acostado.

Para los principiantes y los niños se recomienda para iniciar la postura sentado o acostado:

a)       Acostado o tumbado: pídele al niño que se acueste en una esterilla en el suelo, sin usar cojines o almohadas, ya que se debe mantener la columna vertebral recta. Las manos pueden estar a los lados del cuerpo abiertas con las palmas hacia arriba o hacia abajo y las piernas deben estar rectas.

b)      Sentado: pídele al niño que se siente en una postura cómoda sobre un cojín, con la espalda recta, las piernas cruzadas y las manos sobre las piernas, con las palmas hacia arriba o hacia abajo.

 

4.       La atención: pídele al niño que cierre los ojos o que baje la mirada y se concentre en un punto en el suelo, luego dile que tome aire por la nariz y que lo suelte de manera suave también por la nariz. Para hacerlo más fácil para el niño puedes intentar que imagine colores, dile por ejemplo que inhale azul y que exhale verde o que inhale flores y exhale mariposas. Lo importante es que se concentre en las sensaciones y en su propia respiración.

 

5.       Compartir la experiencia: al terminar su meditación, pídele que abra sus ojos muy lentamente y comparta su experiencia sobre la meditación. Deja que te cuente como se sintió, qué sensaciones tuvo, cuál fue su aprendizaje y escucha con atención. Te sorprenderá lo que puedes aprender de los niños si los escuchas.


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